El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa y conmemora la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, evento narrado en los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento.
Se celebra el domingo antes de Pascua.
Durante este día, los fieles suelen participar en procesiones llevando palmas o ramas de olivo, que son bendecidas en las iglesias, simbolizando las ramas que la multitud esparció frente a Jesús mientras montaba un asno, signo de paz y humildad.
Este acto se recuerda como una anticipación de la victoria de Cristo sobre la muerte y su reconocimiento como el Mesías por parte del pueblo.
El Domingo de Ramos tiene una profunda significación teológica y litúrgica, iniciando la conmemoración de los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.