Existe la leyenda de que los dioses del Olimpo enseñaron a los humanos a fabricar este manjar. Sin embargo, todo apunta a que fue un pastor su creador, quien al quedarse sin un recipiente para transportar leche, utilizó el estómago de un cordero para almacenarla. Como resultado de las horas de caminata y el arduo calor, la leche se tornó sólida y fue así como se originó esta delicia gastronómica.
Más allá de su ancestral origen y descubrimiento, este producto de alto contenido nutricional ha creado toda una cultura gastronómica a su alrededor que involucra a los sentidos del gusto y del olfato.
La calidad y clasificación de este derivado lácteo depende de muchos factores, tales como: el tipo de leche, la cantidad de grasa, el proceso de elaboración y textura.
Uno de los acompañamientos o maridajes por excelencia para el queso, son los vinos, su relación remonta a tiempos antiguos. Existen cientos de combinaciones posibles, tanto por la variedad existente de este tipo de lácteos como por el tipo de uvas, tonos y añejamientos que provee la industria vinicultora.
Si bien expertos refieren que no existe un maridaje perfecto, y la mayoría coincide, en que todo dependerá del paladar de cada consumidor, existen características recomendadas para el maridaje, la mejor combinación es la que a ti más te guste.
Para el Vino Blanco de tu elección recomendamos:
Queso Mozzarella. – Delicioso queso fresco a partir de leche entera de vaca con agradable sabor ácido fácil es de gran versatilidad, pues se puede utilizar prácticamente de cualquier forma, fundido, rallado o gratinado.
En una porción de 100g. de Queso Mozzarella1 puedes encontrar 17.0g en proteínas y 9.06g en grasas saturadas con un contenido energético de 273.52Kcal
Queso de Cabra – La leche de cabra con la que se elabora este queso es rica en proteínas y alta en calcio. Es la alternativa perfecta para aquellos intolerantes a la leche de vaca.
Además, es bueno para tu corazón pues contiene Omega 6. En una porción de 30g. de Queso de Cabra1 encontraras 5g en proteínas y 4g en grasas saturadas con un contenido energético de 74Kcal
Queso Feta – Hecho con una mezcla de leche de cabra y oveja, posee un sabor excepcional y un color blanco natural que no es producto de ningún proceso blanqueador. Tiene un bajo contenido en grasa. Es blando con consistencia compacta. En una porción de 30g. de Queso de Feta1 encontraras 6.3g en proteínas y 5.1g en grasas saturadas con un contenido energético de 90Kcal
Para el vino tinto de tu elección recomendamos:
Queso Brie – Para paladares exigentes, es un queso tradicional francés, que se elabora con leche cruda de vaca y que se clasifica entre los quesos de pasta blanda. En una porción de 30g. de Queso Brie2 encontraras 91.5Kcal de contenido energético.
Queso Manchego – Elaborado con leche de vaca entera y pasteurizada. Por su delicioso sabor se puede degustar solo o fundido. En una porción de 100g. de Queso de Manchego1 encontraras 22.0g en proteínas y 14.65g en grasas saturadas con un contenido energético de 313Kcal
Queso Panela – Elaborado con leche entera y pasteurizada de vaca, es uno de los quesos favoritos del público mexicano por su atractivo color blanco y suavidad. En una porción de 100g. de Queso panela1 encontraras 18g en proteínas y 14.10g en grasas saturadas con un contenido energético de 264.4Kcal
1 Las medidas de referencia contemplan porcentajes en productos de la marca Lyncott, para los quesos Mozzarella, Manchego y Panela en porciones de 100g., y para los quesos Feta y queso de Cabra en porción de 30g.
2 Las medidas de referencia contemplan porcentajes de la marca Port Blue, para el Queso Brie, en porción de 30g.