En el marco del día mundial del libro, he optado por escribir un poco sobre el tema, pues la importancia de la lectura es grandísima para el desarrollo intelectual de las personas.
En México, sólo el 42.2% de la población leyó al menos un libro el año pasado, una cifra sumamente alarmante e incluso, penosa. El pequeño porcentaje de lectores mexicanos leen, en promedio, 3.3 libros al año; de ese por ciento, sólo el 21.1% comprende -en su totalidad- los textos.
Las razones por las que los mexicanos no leen son a) falta de tiempo, b) desinterés y c) problemas de salud. Estas excusas para no-cultivarse a través de la lectura podrían ser fácilmente eliminadas con la formación de hábitos desde la infancia, pues de cada 100 mexicanos, sólo 33 fueron incentivados a leer por sus padres.
Con un buen libro, una persona puede descargar décadas de información y expandir exponencialmente su creatividad, ayudan a que la imaginación crezca, amplifican el léxico y desestresan. Además, ayudan a la argumentación y a la formación de ideas, algo esencial para sobresalir en el mundo actual.
No hay pretextos para no hacerlo: existen muchísimos libros gratis en internet, se pueden comprar en físico, se pueden rentar en bibliotecas y también se pueden pedir prestados.