La autonomía de las instituciones públicas no sólo les permite gobernarse a sí mismas, sino que se debe entender como un medio para cumplir con sus funciones, aseguró José Woldenberg en el marco de la Cátedra Francisco I. Madero.
Al participar en el Seminario En defensa de las autonomías y las instituciones, con el tema En defensa de… la Autonomía Universitaria, sostuvo que “en el proceso de tránsito democrático que vivió nuestro país a fines del siglo pasado y principios de éste, se entendió que muchas de las funciones del Estado no podían ser cumplidas cabalmente sin la autonomía de diversas instituciones”.
En este sentido, el ex Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) recordó que el origen de esta autoridad fue “tener un organizador y un árbitro que pudiera colocarse al margen o por encima de las pasiones que de manera natural surgen de la política”.
A lo largo de 30 años del ahora Instituto Nacional Electoral (INE), celebró, “hemos tenido elecciones competidas en las cuales se expresan las oscilaciones de los humores públicos y con eso hemos vivido fenómenos de alternancia, congresos plurales, gobernadores que coexisten con presidentes municipales de diferentes partidos, etcétera”.
Es decir, la tarea fundamental era construir confianza luego de la crisis de 1988 “y creo que la nueva institucionalidad electoral de alguna manera ha ido reconstruyendo esa confianza”. Sin embargo, lamentó que el INE sea de las instituciones más descalificadas actualmente.
Woldenberg atribuyó el origen de estas descalificaciones hacia los órganos autónomos a un déficit en el conocimiento de lo que es la democracia. “La democracia implica un poder regulado, fragmentado y vigilado y fórmulas para que las personas puedan defenderse de los actos de autoridad”, enfatizó.
En el ámbito académico, subrayó, este principio es una condición necesaria para el buen funcionamiento de la universidad moderna para que en su seno se ejerza la más alta libertad de cátedra e investigación.
“Es decir, las universidades, dada su naturaleza y funciones, requieren de independencia sustantiva en relación a los poderes públicos”, aseveró.
Finalmente, confió en que las instituciones autónomas puedan defender su independencia. “La autonomía es una condición necesaria para que muchas instituciones cumplan con su misión; esas misiones son las que le dan sentido a esa autonomía; la única manera de cumplir con esas misiones es siendo autónomas e independientes del poder público y, en ese sentido, atentar contra las autonomías es hacerlo contra un arreglo institucional que beneficia a todos”, recalcó.
En el seminario también participó Marcela Ávila-Eggleton, académica de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), quien coincidió con Woldenberg en que las instituciones autónomas están siendo vulneradas, por lo que llamó a defender las autonomías para garantizar su correcto funcionamiento.
La Directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ agregó que “la autonomía es, sin duda, una pieza fundamental para asegurar la supervivencia del desarrollo de la ciencia, pero también para el fomento de la discusión crítica con base en la evidencia y la argumentación”.
Solamente a partir de este esquema de autonomías, concluyó, “se puede preservar la pluralidad y la diversidad de las ideas que es claramente una condición necesaria para la democracia”.