La prohibición de plásticos de un solo uso se ha convertido en una constante a nivel mundial, pero debemos ser muy cautelosos y entender claramente la finalidad de esta iniciativa, así como nuestro rol, comenta José Ignacio Parada, CEO de Bioelements, ante esta nueva realidad.
La industria del plástico en México cuenta con más de 9,700 unidades económicas activas, según datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (Denue) en el INEGI, que dependen directamente del plástico, sin considerar a las industrias alternas que hacen uso de estos materiales en su día a día y que podrían verse afectadas con la implementación de cambios no consensados en la industria.
Bioelements, empresa chilena recién establecida en México, que invierte más de UD$1,2 millones en investigación y desarrollo de alternativas para la industria del plástico, colabora de la mano con expertos del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de su Centro de Investigación, en busca de ser una alternativa ecológica y sustentable al plástico convencional para el mercado mexicano y latinoamericano.
A la fecha gracias a los avances en sus investigaciones Bioelements con su fórmula BioE-8, logró dar con envases y embalajes biodegradables en todo tipo de ambientes, aerobios (con presencia de oxígeno) y anaerobios (sin presencia de oxígeno), acelerando a un máximo de dos años, un proceso que a cualquier otro tipo de plástico le tomaría alrededor de 400 años o más.
Actualmente, según datos de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico (ANIPAC), 28 estados de la República Mexicana han aprobado y publicado leyes en relación con plásticos, y hay 183 proyectos de iniciativas de Ley en el Congreso para prohibir, reemplazar o minimizar el consumo de plásticos en México.
“Sabemos que la industria del plástico está en un importante proceso de reinvención y adaptación a las nuevas normas aplicables en los países donde tenemos presencia, por lo que creemos es importante actuar con cautela y entender la finalidad de cada iniciativa, en favor del medioambiente y los usuarios, no por nada de 1 a 5 billones de bolsas de plástico son utilizadas cada año en todo el mundo”, indicó José Ignacio Parada.
Y el alcance de estos acuerdos es a escala mundial. El pasado 16 de enero, tras la aprobación por parte del senado de Estados Unidos al Tratado Comercial entre México, Canadá y Estados Unidos (T-MEC), la industria del plástico en Norteamérica se manifestó conforme.
“Los beneficios para la industria en los tres países serán positivos, pues el tratado mantiene el estado libre de aranceles. Plastics Industry Association en Estados Unidos, la ANIPAC en México y Candadian Plastics Industry, forjaron su compromiso y se encuentran a la espera de que Canadá, último país que falta por ratificar, firme en los próximos meses”, afirmó entonces Perc Pineda, economista de la Plastics Industry Association.
Pero ahora el tema medioambiental supone un punto de quiebre, pues fue uno de los aspectos que discutió la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, con sus pares de Canadá y Estados Unidos, a un año de la suscripción del T-MEC.
En el capítulo 24 inciso 4 del T-MEC se estableció que “ninguna parte dejará de aplicar efectivamente sus leyes ambientales a través de un curso de acción o inacción sostenido o recurrente en una manera que afecte al comercio o la inversión entre las partes, después de la fecha de entrada en vigor de este tratado”.
Sin embargo, México tiene el primer lugar en Latinoamérica como contribuyente de emisiones contaminantes industriales, y tres cuartas partes de sus residuos se pierden en tiraderos, según el experto en energía sustentable y consultor del banco de desarrollo alemán KfW, Emiliano Detta.
En este sentido, la encargada de la Representación Comercial estadounidense (USTR, por sus siglas en inglés), Katherine Tai, expuso que Norteamérica debe liderar en materia de acciones contra el cambio climático y el T-MEC debe servir como una plataforma de prosperidad y cooperación, lo que incluye reducir emisiones, utilizar tecnologías limpias e innovadoras, definir la agenda contra la crisis climática, así como combatir el tráfico de especies, basura marina, tala y pesca ilegales, entre otros puntos.