Esta mañana, nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que gobernar “no tiene mucha ciencia”.
En Ecatepec, López Obrador comentó lo siguiente:
“Eso de que la política es el arte y la ciencia de gobernar no es tan apegado a la realidad; la política tiene que ver con el sentido común, que es el menos común, eso si, de los sentidos”
Y agregó que “la política tiene que ver más con el juicio práctico, la política es transformar, hacer historia. Es un oficio noble que permite a la autoridad servir a sus semejantes, servir al prójimo. Esa es la verdadera política”.
Sus afirmaciones me hacen preguntarme: ¿si es tan fácil, por qué nadie lo hace bien? ¿por qué nadie actúa “con sentido común? ¿por qué ningún gobernante trabaja, en verdad, para su pueblo? ¿por qué el país no pogresa como quisiéramos? ¿por qué están gobernandonos los que parecen no-ser-capaces de hacerlo?
Si la política fuera sencilla, nuestro país sería el mejor país para vivir. No me cabe la menor duda.
Entender las necesidades de la sociedad es lo más fácil de la política, el problema es encontrar y ejecutar las soluciones a los retos que se presentan. El problema encontrar en alguien las ganas y la determinación para ejecutrar las soluciones. El problema es encontrar a alguien que no se mueva por el dinero y que no sea corrupto. El problema es encontrar a alguien que busque lo mejor para su país y no para su partido o para su círculo social. El problema es encontrar a alguien con ojos, que vea. El problema es encontrar a alguien con oídos, que escuche. El problema es encontrar a alguien con cerebro, que actúe.