México ante la oportunidad de capitalizar la salida de China del mercado estadounidense

Para AMCHAM/MEXICO la reconfiguración global de las cadenas de suministro abre una ventana histórica para los empresarios. México ya ha ganado ganó parte del mercado que Estados Unidos le retiró a China, y regiones como el Bajío con su fortaleza automotriz, aeronáutica y manufacturera; están en posición de capitalizar inversiones, empleo y nuevas cadenas productivas si se resuelven los retos de energía, agua y talento.
Santiago de Querétaro, Qro., 3 de octubre de 2025.- Como parte de su estrategia de expansión, AMERICAN CHAMBER OF COMMERCE/MEXICO (AMCHAM), visitó el estado de Querétaro, donde Pedro Casas Alatriste, vicepresidente ejecutivo y director general de AMCHAM México, impartió a empresarios de la región la conferencia: Presente y futuro de la relación México – Estados Unidos.
El dinamismo del estado de Querétaro, reflejado en la atracción de inversiones recientes y en el desarrollo de industrias clave para el futuro de Norteamérica – como la automotriz, la aeronáutica y los centros de datos, motivó al equipo de AMCHAM México a llevar a cabo en Querétaro este evento que busca promover el diálogo, la inversión y el desarrollo conjunto entre el sector privado y las autoridades estatales.
La geopolítica mundial está redefiniendo el mapa económico y México podría recibir beneficios, expuse Pedro Casas Alatriste durante su conferencia, en la que advirtió que la rivalidad entre Estados Unidos y China abre la ventana única para nuestro país.
Desde su perspectiva, Querétaro y en general, el Bajío pueden convertirse en el nuevo motor de Norteamérica. México es hoy el principal socio comercial de Estados Unidos, y Querétaro emerge como un nodo de esa integración. Con capital humano joven y ecosistemas industriales en crecimiento, la región puede atraer inversiones históricas si alinea su infraestructura y su sistema educación con las demandas del “nearshoring”.
Estados Unidos, dijo, busca reducir su dependencia de China.Por su parte, México ya capta una proporción de ese mercado. Para los empresarios del Bajío, esto significa más que una tendencia. Es la oportunidad de liderar la producción de alto valor agregado para Norteamérica, siempre que se fortalezca la logística, la seguridad y el talento especializado en la región.
Desde el punto de vista de Pedro Casas Alatriste, Estados Unidos entendió demasiado tarde que convirtió a China en su fábrica. En los últimos 25 años, EE. UU. transfirió una parte significativa de su capacidad manufacturera hacia Asia, lo que permitió a Pekín sacar a más de 700 millones de personas de la pobreza y construir un músculo industrial que hoy duplica la participación estadounidense en la producción manufacturera global. En contraste, hace apenas dos décadas la proporción era inversa: Estados Unidos dominaba con más del doble de participación que China.
Pedro Casas Alatriste recordó que el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio en el año 2000 marcó un punto de inflexión. Lo que se esperaba como un socio comercial apegado a reglas internacionales se convirtió en un actor que combina poder económico con control de infraestructura crítica: “China hoy no solo es el principal socio comercial de gran parte de América Latina, también controla puertos, carreteras y acceso a minerales estratégicos en la región”, señaló.
Actualmente, China es el principal socio comercial de la mayoría de los países de América Latina, cuando hace 25 años esa posición la ocupaba Estados Unidos. Ese viraje amenaza la estrategia tradicional de Estados Unidos, basada en el principio de que el comercio evita conflictos entre naciones aliadas.
Sin embargo, para Casas Alatriste, la guerra comercial iniciada por Donald Trump en 2018 alteró el tablero. Desde entonces, China perdió ocho puntos porcentuales en su participación de exportaciones hacia Estados Unidos, mientras que México ganó en la misma proporción.
“Ese 2% explica por qué México rompió récords de inversión extranjera en los últimos años”, dijo Casas Alatriste. El fenómeno del “nearshoring” – trasladar cadenas productivas a países cercanos– colocó a México en el radar global como destino natural para sustituir a China en el mercado estadounidense.
Vietnam y otros países del sudeste asiático también captaron parte del mercado, pero México destaca por una ventaja única: la integración productiva que ofrece el tratado comercial T-MEC. A diferencia de China, las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos contienen en promedio 40% de insumos de origen estadounidense, lo que convierte la relación bilateral en un sistema de “coproducción”.
En sectores como el automotriz, el déficit comercial de EE.UU. con México, calculado en 109 mil millones de dólares, se reduce hasta 82% cuando se mide en términos de valor agregado.
Oportunidad demográfica y laboral
El directivo de AMCHAM subrayó un factor estructural que favorece a México: la demografía. Mientras que la población en edad de trabajar en Estados Unidos se reduce en 500 mil personas al año, México incorpora alrededor de dos millones de nuevos trabajadores cada año.
“Los últimos años del “nearshoring” y ese 2% que ganamos, la verdad nos cayó del cielo porque no hicimos nada, pues está muy bonito el edificio y habrá muchas cosas que podamos presumir, pero como gobierno, como estado, como nación no hicimos absolutamente nada para ganar esa inversión, nada, nos cayó de rebote por la maravilla de tener el mercado más grande de vecino”, dijo Casas Alatirste.
El directivo señaló que, si queremos multiplicar ese avance, debemos invertir en cinco frentes clave:
•Gestión del agua y sustentabilidad.
•Seguridad y estado de derecho.
•Generación y distribución de energía.
•Infraestructura carretera, portuaria y aeroportuaria.
•Formación de capital humano alineado al mercado laboral.
Empresas estadounidenses en México reportan que uno de sus principales obstáculos no es la falta de demanda, sino la dificultad para encontrar personal capacitado. “Tenemos el bono demográfico, pero no estamos preparando a los jóvenes con las habilidades que las industrias requieren”, dijo Casas.
Más allá de la economía, las percepciones políticas también juegan un papel central. Encuestas recientes en Estados Unidos muestran que cada vez más votantes consideran a México un “buen vecino”, incluso entre republicanos, tradicionalmente más críticos. Sin embargo, la migración, el narcotráfico y el fentanilo siguen siendo los temas que alimentan posturas negativas y presiones para imponer aranceles.
Sobre AMCHAM/MEXICO
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