#Editorial. Opinión. El ¿abandono habitacional? del Centro Histórico

El abandono de los centros históricos por parte de sus antiguos residentes involucra factores sociales, económicos, urbanísticos y culturales. 

El deterioro físico y la falta de mantenimiento hace que muchos edificios antiguos requieran de fuertes inversiones para su restauración.

Ejemplo: En el Centro Histórico de Ciudad de México, más de 300 edificios están abandonados, muchos desde el sismo de 1985, debido a daños estructurales y problemas legales como la multipropiedad.

La migración hacia zonas modernas debido a que las familias buscan zonas con mejores servicios, seguridad y conectividad.

Ejemplo: En ciudades como Xalapa, Veracruz y Orizaba, se ha observado un aumento de edificios abandonados en el centro mientras la población se traslada a fraccionamientos periféricos.

Herencias sin resolver, propiedades compartidas y falta de títulos claros dificultan la inversión impiden una armónica habitabilidad

Ejemplo: En Puebla, entre el 60% y 70% del área patrimonial está abandonada, en parte por conflictos de propiedad y desinterés en la rehabilitación.

El uso habitacional se reemplaza por comercios, oficinas o turismo, lo que expulsa a los residentes originales o son ellos mismos quienes habilitan sus inmuebles para generar recurso que les permite además de tener otra vivienda, obtener dinero para su manutención.

Ejemplo: En Cartagena, Colombia, el centro histórico se ha convertido en una zona turística de alto costo, desplazando a los habitantes tradicionales.

La percepción de riesgos y lo difícil de la obtención servicios básicos óptimos hace que los residentes se sientan inseguros.

Ejemplo: En Guatemala, tras el abandono de residencias, algunos habitantes permanecieron clandestinamente, mientras las autoridades eran casi inexistentes.

En México, el Programa de Mejoramiento Urbano ha buscado rescatar espacios históricos para uso público, vinculando la restauración con la vida cotidiana de las comunidades.

En Colombia, ciudades como Popayán han sido restauradas tras desastres naturales, como el sismo de 1983, recuperando monumentos y revitalizando el centro.

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