#Editorial Clasismo: No Todo es lo que Parece

El clasismo existe y es inaceptable. Hay que erradicarlo, venga de donde venga. Punto.
Pero usarlo como comodín para victimizarse o atacar sin pruebas lo vuelve un arma política y social peligrosa. No todo desacuerdo es discriminación, y no toda persona con más recursos es culpable por default.
El clasismo también se da al revés: cuando ciertos grupos ven mal, sin conocerlos, a quienes tienen un mejor nivel económico, como si el éxito fuera sinónimo de abuso. Ese prejuicio también divide.
Combatir el clasismo significa hacerlo en ambos sentidos, sin dobles estándares. Porque el respeto, para que funcione, tiene que ser parejo.