En rueda de prensa encabezada por Hugo Martínez Briones, habitantes de La Cañada expresaron su rechazo al cambio de sentido en dos vialidades principales: la Avenida Emiliano Zapata y la Avenida Ferrocarril.
La decisión, implementada fue, dicen, sin consulta ciudadana, y ha generado malestar entre los vecinos.
Martínez Briones destacó que la comunicación oficial sobre el cambio vial solo se realizó a través de redes sociales, lo que dejó a gran parte de la población desinformada.
En una reunión sostenida el pasado 23 de agosto con la presidenta municipal Claudia Martínez Guevara, un grupo de alrededor de 25 ciudadanos solicitó una prórroga para la implementación de los cambios y demandó que se realizara una consulta con los residentes de La Cañada, quienes se verían directamente afectados.
“Este tipo de cambios modifica la vialidad y altera el sentido de vida de nuestro pueblo, que tiene sus propios usos y costumbres. Las afectaciones son muchas y van desde la movilidad hasta la seguridad,” comentó Martínez Briones.
Resaltó que el 26 de agosto, cuando se implementaron los cambios, hubo una fuerte presencia de la fuerza pública y de seguridad en las calles, lo que generó una atmósfera de tensión entre los habitantes.
Martínez Briones argumentó que la presencia de la autoridad no debería ser necesaria cuando las decisiones son consensuadas con la comunidad. “La movilidad es un derecho y debe incluir la participación de todos los ciudadanos. Hemos encontrado múltiples afectaciones que no se tomaron en cuenta, y queremos enumerarlas,” añadió.
Entre los principales afectados se encuentran personas de la tercera edad, comerciantes, estudiantes, personas con discapacidad y usuarios de vehículos particulares, quienes ahora deben recorrer más cuadras para salir de La Cañada.
“Antes esto tomaba menos tiempo y ahora estamos obligados a buscar rutas alternativas que compliquen nuestro tránsito diario,” señaló.
Se tuvo también la presentación de testimonios de vecinos afectados, quienes hicieron un llamado a las autoridades para reconsiderar los cambios y escuchar las inquietudes de la comunidad. Los habitantes de La Cañada piden una solución que respete sus necesidades y costumbres.