Cine, Editorial 1 enero, 1970

Había una vez… En Hollywood. Por Juan Pablo Lagunes

por Redacción

¿Con qué relacionamos al apellido Tarantino? Violencia, diálogos increíbles, personajes memorables, sangre, grandes historias… y pies. Había una vez… En Hollywood es la penúltima película que tendrá la filmografía de Quentin Tarantino, al menos como director, y podemos esperar de ella todos esos elementos con los que relacionamos al nombre del director y guionista. Aunque hay que ser francos, esta película no le gustará a todo el mundo.

La trama se centra en el año 1969, con la estrella de televisión Rick Dalton y su doble de acción Cliff Booth; interpretados excelentemente por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. El actor sabe que su carrera va en picado y está desesperado por revertir la situación, mientras Cliff se dedica más a ser el chico del mandado de Rick, al no tener nuevas oportunidades en el medio. Al mismo tiempo, tenemos a Margot Robbie como Sharon Tate, una actriz en ascenso que se acaba de mudar con su esposo, Roman Polanski a la casa de al lado de Dalton. 

El argumento es sencillo, y quizá muy poco Tarantinesco de lo que nos tiene acostumbrados. Pero en realidad, esta película para el director es su demostración de que se enamoró de la industria cinematográfica en esta década sesentera; y eso lo podemos apreciar en la calidad técnica de la película. Comenzando con el diseño de producción; con 90 millones de dólares de presupuesto, Tarantino tenía la libertad total de (literalmente) construir la ciudad de Los Ángeles de 1969; estamos hablando de que desde una señal de tránsito hasta la lata de aerosol para el cabello te transporta a la época. Acompañado de un soundtrack buenísimo que cuando lo baila Sharon, todo es alegría y todo está bien. 

En cuanto a las interpretaciones, un acierto más para Leonardo DiCaprio, que es garantía y que en realidad aquí debe darle vida a distintos personajes y mostrar la frustración a la que se enfrenta alguien que no ve claro el rumbo que tomarán tanto su carrera como su vida; DiCaprio, acertadísimo, pero ¿Brad Pitt? Este señor se lleva la película. Cliff Booth es un personaje al más puro estilo de Tarantino y toda la audiencia lo amará por su carisma, su heroísmo y su lealtad. Todos queremos a un Cliff (y a una Brandy, ¿por qué no?) de amigo. Nominaciones seguras para ambos, quizá con Pitt dando la sorpresa. En cuanto a Margot Robbie, en realidad no tiene mucho material para explotar su talento, pero el papel que le da Quentin a Sharon es el de mostrar las dos caras de la moneda en la industria: la ilusión del actor emergente, por parte de Tate y la desesperación por el decadente, Dalton. Poco más que decir de las actuaciones, sólo hay que mencionar que el resto del elenco incluye unas caras conocidas para los que han seguido el trabajo de Tarantino a lo largo de los años, y son gratas sorpresas.

Quentin Tarantino es un contador de historias nato, y a los que nos gustan las películas nos ha regalado muchas que seguramente serán trascendentales por toda la historia del cine; es por esto que ya nadie duda de sus capacidades de escribir guiones increíbles, pero en cuanto a su dirección, me parece que este es de sus trabajos mejor logrados. El señor es un experto en esto, y al ser esta su película más personal, su esmero se transmite en cada cuadro captado por su celuloide. Sabe cómo mover y colocar la cámara, sabe la música perfecta para acompañar cada escena, sabe qué es lo que la película necesita de sus actores, y sobre todo, sabe cómo contar una historia.

Había una vez… En Hollywood es una cinta (literalmente; ya que para el director era imprescindible filmar en 35mm) hecha para los amantes del cine, pero al inicio mencionaba que seguro no encantaba a todos porque si no te interesa la industria y eres fanático de Tarantino, podrías irte decepcionado al ver que no tenemos aquí la violencia característica del director ni escenas larguísimasllenas de epicidad; además, con dos horas y cuarenta minutos de duración, es posible que el planteamiento de la historia le resulte aburrido a más de uno, aunque he de mencionar que la secuencia final vale por toda la película.

Dice Tarantino que dejará de hacer películas una vez que llegue a la décima dirigida, esta es la novena y el realizador se ha inclinado más hacia el lado personal. No sabemos hacia dónde irá para finalizar, pero no es descabellado asegurar que al ser uno de los directores más influyentes de su generación, vale la pena mirar su trabajo y agradecer lo que aún nos sigue dando.

 

Calificación: 8.5/10.